Cuidar a una yegua preñada es una experiencia única, llena de emoción y responsabilidad. Durante los aproximadamente 11 meses de gestación, tu yegua necesitará cuidados especiales para asegurar tanto su bienestar como el del potrillo que está en camino. En este blog te contaré, de forma sencilla y cercana, cómo puedes hacer que tu yegua se sienta cómoda y bien cuidada durante este importante periodo.
Un espacio amplio y seguro
El primer paso para cuidar a tu yegua preñada es asegurar que tenga un espacio donde pueda moverse libremente. Un potrero grande, con acceso a agua fresca, sombra y una cerca segura, será su hogar perfecto durante los primeros ocho meses y medio de embarazo. A las yeguas les encanta poder pastar y ejercitarse por su cuenta, y este tipo de ambiente ayudará a que se mantenga en buena forma y de buen humor. Un buen espacio también las protege del estrés y posibles lesiones.
Alimentación: el corazón del cuidado
La alimentación es clave para que tu yegua y su potrillo en crecimiento estén sanos. Durante los primeros meses, no es necesario cambiar demasiado su dieta habitual si ya está bien alimentada. Sin embargo, hacia la segunda mitad de la gestación, es esencial que reciban más nutrientes, especialmente proteínas, vitaminas y minerales.
Por ejemplo, una yegua de 15 manos de altura (152 cm) necesita unos 7 kilos de heno de buena calidad al día. Si tienes acceso a pasto fresco y de buena calidad, puedes reducir la cantidad de heno. Lo importante es que siempre tenga acceso a forraje. Asegúrate de que tenga una mezcla equilibrada de alimentos ricos en energía y proteínas, y no olvides añadir un suplemento mineral de calidad. Y recuerda: más no siempre es mejor. Sigue las indicaciones de las etiquetas de los alimentos y ajusta las raciones según avance el embarazo.
Una yegua bien alimentada no solo es más feliz, sino que también reduce el riesgo de complicaciones durante el parto. Además, mantener su peso controlado previene problemas como la obesidad, que puede dificultar el parto.
Ejercicio: ¡manténla activa!
Aunque pueda parecer que una yegua preñada debe descansar todo el tiempo, el ejercicio moderado es muy beneficioso para su salud. De hecho, si está acostumbrada a ser montada, puedes seguir haciéndolo suavemente hasta los seis meses de gestación. Si prefieres no montarla, puedes permitirle caminar y correr en su potrero, o hacerla trabajar con cuerda.
El ejercicio suave mejora la circulación sanguínea, lo que es crucial para que el potrillo reciba los nutrientes necesarios. También ayuda a prevenir la retención de agua, manteniendo a la yegua más ligera y evitando edemas. ¡Y no olvides darle mucho cariño! Acariciarla y cepillarla regularmente puede hacer que se sienta relajada y reduce el riesgo de que sea huraña cuando nazca el potrillo.
Vacunas y desparasitación: prevención es la clave
Durante el embarazo, la salud de tu yegua es especialmente vulnerable, por lo que debes estar al tanto de su programa de vacunación y desparasitación. Vacunas como la de pneumabort son esenciales para prevenir el aborto debido al rinovirus, que puede transmitirse a través del agua, el suelo o el contacto con otros caballos. A los 5, 7 y 9 meses de embarazo, es necesario aplicarla.
Un mes antes del parto, tu yegua debe ser desparasitada y vacunada contra enfermedades como la rabia, el virus del Nilo Occidental y, dependiendo de la zona donde vivas, contra la fiebre equina del Potomac y el botulismo. Estas vacunas no solo protegen a la yegua, sino que también le permiten transferir anticuerpos esenciales al potrillo, lo que le dará una mejor protección cuando nazca.
Cuidado durante el último mes
Cuando la yegua se acerque al momento de dar a luz, es hora de hacer algunos ajustes. Trasládala a un corral más pequeño donde tenga espacio para moverse pero también esté más protegida de posibles depredadores, como coyotes. En este punto, puedes aumentar ligeramente su ración de comida, pero evita introducir nuevos alimentos, ya que esto podría causarle cólicos.
Este es también el momento en el que querrás revisarla con más frecuencia, para asegurarte de que todo va bien y de que está lista para la llegada de su potrillo.
Un cariño especial para un momento especial
Cuidar a una yegua preñada requiere atención, pero también mucho amor. Cada día que pasa la acerca más al maravilloso momento de traer una nueva vida al mundo, y es tu responsabilidad asegurarte de que se sienta segura y cómoda. Presta atención a sus señales, ofrécele una buena alimentación y ejercicio, y dale el espacio que necesita para estar tranquila.
Al final, todo ese esfuerzo valdrá la pena cuando veas a ese hermoso potrillo correr a tu lado, lleno de energía y vitalidad. ¡La alegría de cuidar a una yegua preñada no tiene comparación!