Aunque el caballo es un animal bastante resistente a las temperaturas frías, es importante adaptar unas medidas sencillas para que pase la temporada sin sufrir muchos problemas.
Primero, haz que las condiciones de vida de tu caballo se adapten al invierno. Determina si guardarás el caballo en el establo o no. Factores como la edad y el clima determinarán si tienes que guardar a tu caballo en el establo. En este caso, será de utilidad implementar una rutina en la que el caballo esté al aire libre en las horas de día y esté guardado durante la noche. Es importante que tu caballo pase una buena cantidad de tiempo al aire libre.
Cuando alistes el establo, asegúrate de que los recintos del caballo estén limpios, cálidos, bien ventilados y sin corrientes de aire.
En el caso de que el caballo se quede en el exterior, te aconsejamos que estableces un entorno adecuado para cuidarlo. Por ejemplo, tu caballo debería contar con acceso a un refugio en donde pueda protegerse del viento y la lluvia. Un refugio donde pueda entrar y salir a voluntad.
Por último, asegúrate de emplear las mantas adecuadas para las condiciones climáticas. Existen tres tipos de mantas: mantas para establo, mantas para clima frío y mantas delgadas.
Elige la que más se asemeje a las necesidades de tu caballo. Sin embargo, tienes que tener cuidado a que no se caliente demasiado. Según expertos, solo los caballos con pelaje cortado, caballos viejos, enfermos o delgados o los que no tienen refugio deberían llevar una manta. Esto debe sin embargo equilibrarse teniendo en cuenta la intensidad del clima.
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