Dada la gran cantidad de razas, las características físicas de Equus ferus caballus son muy variables. Su altura se mide hasta la cruz, una prominencia localizada entre los omóplatos. Un caballo típico mide de 142 a 163 centímetros de altura y pesa entre 380 y 550 kilogramos. Los más grandes llegan a pesar alrededor de 900 kilos y a medir hasta 170 centímetros de altura. Los ponis miden 147-151 centímetros y sí, también son caballos de la subespecie Equus ferus caballus.
El aparato locomotor está adaptado para correr velozmente y para ahorrar energía. Los huesos, que en total son típicamente 205, son fuertes pero flexibles y livianos. Tiene 34 huesos en el cráneo, y su cola cuenta con varias vértebras móviles. Dentro de su boca alberga 14 dientes en cada maxilar; 6 incisivos en la parte delantera, 3 molares, 3 premolares y 2 caninos.
El caballo doméstico tiene una cabeza amplia, cuello largo y grueso, cola larga y peluda, orejas cortas y erguidas y patas relativamente largas, que terminan en pezuñas. Cada caballo cuenta con una pezuña constituida por un solo dedo, por lo que se le considera un animal ungulígrado. Sus patas traseras generan el salto y el impulso al moverse, y las delanteras reciben el peso en el suelo.